Como en la asignatura de Religión estamos trabajando dos parábolas, las compartimos con vosotros para que nos friquicomentéis si os gustan y qué os parecen.
EL SEMBRADOR
Salió muy temprano un
sembrador, tirando
Semillas en derredor, estaba la tierra sedienta
de amor y el surco esperando el precioso don
¡Qué ilusión!, ¡Qué ilusión!, ¡Qué ilusión!,
Que tenía el sembrador
Él quería ver crecer la flor
Y después el fruto madurando al sol.
Pero el grano que cayó a la orilla del camino,
Tuvo muy triste destino, un gorrión se lo comió.
Otras semillas fueron a dar,
a las duras piedras de un pedregal
allí a la sombra pudieron brotar
y éstas sí parecían que podían triunfar.
Pero cuando el sol salió, esas plantas se secaron
Sin raíz no soportaron, el calor de la aflicción.
Más aún quedan granos en un lugar,
donde hay abrojos sin arrancar
allí las semillas pudieron brotar,
Esta vez parece que fruto darán.
Pero a poco de brotar, estas plantas se murieron.
Los abrojos las cubrieron con su manto vegetal
Cuando ya parecía que no había más semillas
Dispuestas a germinar, unas hojas verdes
Se vieron brotar, en la tierra más fértil de aquel lugar.
Con profunda raíz estas plantas germinaron
Y con su verdor pintaron, aquel suelo cual tapiz,
Como premio de color a esa tierra generosa
Surgieron flores tan hermosas,
Que deslumbra su esplendor
Y esta bella historia no acaba aquí
Lo mejor todavía lo tienes que oír
Pues salieron frutos por cientos o mil,
Y aquel sembrador cosechó muy feliz.
Semillas en derredor, estaba la tierra sedienta
de amor y el surco esperando el precioso don
¡Qué ilusión!, ¡Qué ilusión!, ¡Qué ilusión!,
Que tenía el sembrador
Él quería ver crecer la flor
Y después el fruto madurando al sol.
Pero el grano que cayó a la orilla del camino,
Tuvo muy triste destino, un gorrión se lo comió.
Otras semillas fueron a dar,
a las duras piedras de un pedregal
allí a la sombra pudieron brotar
y éstas sí parecían que podían triunfar.
Pero cuando el sol salió, esas plantas se secaron
Sin raíz no soportaron, el calor de la aflicción.
Más aún quedan granos en un lugar,
donde hay abrojos sin arrancar
allí las semillas pudieron brotar,
Esta vez parece que fruto darán.
Pero a poco de brotar, estas plantas se murieron.
Los abrojos las cubrieron con su manto vegetal
Cuando ya parecía que no había más semillas
Dispuestas a germinar, unas hojas verdes
Se vieron brotar, en la tierra más fértil de aquel lugar.
Con profunda raíz estas plantas germinaron
Y con su verdor pintaron, aquel suelo cual tapiz,
Como premio de color a esa tierra generosa
Surgieron flores tan hermosas,
Que deslumbra su esplendor
Y esta bella historia no acaba aquí
Lo mejor todavía lo tienes que oír
Pues salieron frutos por cientos o mil,
Y aquel sembrador cosechó muy feliz.
EL AMIGO IMPORTUNO
En un pueblo había un buen vecino
Que apreciaba mucho la amistad
Y una noche recibió a un amigo
Que le visitó sin avisar.
Aunque quería atenderlo,
No tenía nada de cenar
Y salió corriendo a buscar al
pueblo
Una tienda donde comprar pan.
¡Oh, no! Todo está cerrado
¡Oh, no! Es muy tarde ya,
Tengo que pedir ayuda en otro lado,
A mi amigo, debo alimentar.
Corrió hasta la puerta de otro
amigo,
Esperando ayuda encontrar,
Pero vio la puerta y los postigos
Que los acababan de cerrar.
Más tocó a la puerta un par de
veces
Y empezó así a suplicar
¡Amigo, necesito que me prestes
Solo tres hogazas de tu pan!
¡Oh, no! No se ha despertado
¡Oh, no! Necesito el pan
Este buen amigo, nunca se ha negado
Si le insisto, seguro me lo da.
Más la respuesta fue muy negativa,
¡Vete no me hagas levantar!
¡Es muy tarde está durmiendo mi
familia,
Y yo no la quiero despertar!
Aunque no fue bien recibido,
Tiene la esperanza de ganar,
Piensa que si no le dan por ser
amigo,
Por ser importuno le darán.
¡Venga! ¡ábreme la puerta!
Dame, un tres trozos de pan,
Las panaderías, ya no están
abiertas
Y a mi amigo debo alimentar.
Después de negarse varias veces
Y ser molestado varias más,
El importunado repartió con creces
Para ver si lo dejaba en paz.
Volvió a su casa el buen amigo,
Con sus buenos tres trozos de pan,
Iba muy contento por haber sabido
En su petición perseverar.
¡Toma! Coge lo que quieras,
Come, que hay que celebrar,
Estoy muy contento de que tú
vinieras
Y de haberte dado de cenar.
Así como ese hombre dio tres panes
Porque el otro tanto le insistió
El que a la puerta de Dios llame
Tendrá lo que pida en oración.
Si el hombre aquel, cumplió el
anhelo,
Del amigo que lo importunó
Cuanto más nuestro Padre del Cielo
Dará cosas por amor.
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